domingo, 21 de enero de 2018

Acerca de "La Fiesta del Chivo" de Mario Vargas Llosa



De los anuncios que produjo Netflix para promocionar la segunda temporada de su serie “Narcos”, la que más llamó la atención fue aquella en donde explícitamente se formulaba la pregunta: “¿Quién mató a Pablo Escobar?”. Algunos usuarios se quejaron de este anuncio porque consideraban que revelaba indebidamente el destino final del protagonista de la serie, a lo que el gigante del streaming respondía con gracia: “Si es un hecho histórico, no es spoiler”.
Yo le doy la razón a Netflix.
Menciono todo esto porque no puedo empezar a reflexionar sobre la “Fiesta del Chivo” sin antes revelar que Rafael Leónidas Trujillo Molina, infame personaje de la historia de República Dominicana, a cuyo apodo hace referencia el título, también murió asesinado.
Es inevitable esta revelación porque debo escribir sobre el tema central de la obra, y pues, esa muerte es el tema central y no, como uno podría esperar, el dictador dominicano en sí. Es decir que a la pregunta básica: “¿De qué trata la novela?”, sería impreciso responder, a secas, “es una biografía del Chivo” o “es un resumen épico de los 30 años de su dictadura”, cuando lo más acertado sería “trata sobre el asesinato de Trujillo”. Incluso el autor se lo anticipa al lector con el título, el cual puede parecer enigmático a la primera leída pero rápidamente se descubre que, al leer el epígrafe (apenas pasada la página de las dedicatorias) es parte de la letra de una canción compuesta para celebrar la muerte del tirano.

“El pueblo celebra
con gran entusiasmo
la Fiesta del Chivo
el treinta de Mayo.”
Mataron al Chivo
Merengue dominicano

Pero esta centralidad no sólo es temática sino también narrativa porque establece un antes y un después dentro de la estructura de la novela.
En el antes, como es de esperarse, está la contextualización, para lo cual Vargas Llosa (fiel a su estilo no lineal en que se cruzan puntos de vista y saltos en el espacio-tiempo) se vale de tres perspectivas principales. La del Chivo, con la cual, a través de varios pasajes de su vida, se descubre hasta qué nivel era de cruel y megalómano (e inseguro cuando ya su edad le empieza a pasar factura). La de los conspiradores en su muerte, quienes mientras se encuentran en la tensa espera para asestar el golpe planeado, van recordando, uno tras otro, las circunstancias que los motivó a estar en esa posición. Y la de Urania, mujer que retorna a República Dominicana, unos 20 años después de la caída de Trujillo, para reencontrarse con unos familiares y zanjar algunos temas no resueltos con ellos, temas que por supuesto tienen que ver con la época de la dictadura.
Entonces, cuando parece que el evento principal no va a suceder sino hasta el final, sucede. Y qué bueno que Vargas Llosa decidiera no aplazar más la narración de este hecho, porque lo hace en un momento en que los recuerdos, pasajes y testimonios empiezan a sentirse más como acumulación de datos sueltos que como aportes para el progreso de la novela, generando una incómoda sensación de estancamiento al lector cuando ya ha pasado las 200 páginas y sabe que le quedan unas 300 más.
Afortunadamente para el lector (así como lo fue para República Dominicana) las cosas mejoran después de la muerte del dictador. Desaparecen las perspectivas iniciales y aparecen otras tantas, o más incluso, pero todas estas directamente enfocadas en los entretelones del magnicidio y en sus consecuencias, y es a partir de este punto que la novela adquiere un ritmo vertiginoso que te deja sin aliento y que hace que te olvides los momentos lentos del desarrollo inicial.
Un plus que tienen las novelas históricas es que luego de terminar su lectura se puede recurrir a otras fuentes para complementar lo leído, lo que de hecho hará el lector siempre y cuando la novela haya calado en él, como en mi caso con “La Fiesta del Chivo” que luego de una semana de haber dado vuelta a su última página termino este texto con el procesador de texto abierto por un lado y por el otro varios de los artículos y videos de Wikipedia y YouTube que me han acompañado estos días, sobre Trujillo, su historia y la de República Dominicana en general.

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