lunes, 14 de octubre de 2019

Acerca de Amazing Spider-Man Masterworks (y un poco de Batman: The Golden Age)




He sido fan de los personajes de cómics, ya sea Marvel o DC, desde niño, por los dibujos animados, películas y otros medios, pero nunca por los cómics en sí. Y no es que tuviera algo en contra de esa forma artística de contar historias, es que esas historietas (así solía decirles antes) no estaban al alcance de mi mano ya sea por disponibilidad en los kioskos, precio o incluso idioma. Afortunadamente desde hace unos meses he podido superar cada una de esas barreras y sumergirme de lleno en ese mundo partiendo de los orígenes de mis dos superhéroes favoritos, Batman y Spider-Man, y aunque el hombre murciélago es el primero en mi lista de preferencias, en este texto me enfocaré más en el arácnido porque basándome en lo que he leído hasta el momento sus primeras aventuras me han impresionado más.
Muchas personas, erróneamente, menosprecian el valor cultural o literario de los cómics por su supuesta facilidad de consumo. Pues en mi caso tengo que decir que asimilar este medio no me fue tan fácil. Acostumbrado a consumir historias a través de novelas y cuentos, en mis primeras lecturas de cómics mi concentración oscilaba entre el texto y las imágenes pero nunca lograba concentrarme en su conjunto y si bien era suficiente como para entender las viñetas, al final de cada capítulo terminaba con la incómoda sensación de estar dejando pasar mucho detalles. Nada grave o que me desanimara: unas cuantos relecturas fueron suficientes para ajustar mi ritmo y empezar a disfrutar la totalidad de cada número.
Específicamente me estoy refiriendo a dos series de colecciones masivas  que reúnen más o menos los primeros 100 de cada superhéroe: “Amazing Spider-Man Masterworks” y “Batman: The Golden Age”. Voy por el volumen 4 (de más de 10) de Masterworks y por el segundo (de más de 3) de Golden Age y como ya adelanté la ventaja se la está llevando Spider-Man y el factor clave de esa diferencia es su creador, Stan Lee. Si has escuchado a Stan Lee en los medios debes haber notado su forma de hablar, pues esas mismas pasión y emoción desbordante que solía demostrar en entrevistas están también presentes en su prosa. La energía de su prosa puede realzar y hacer interesantes las historias y viñetas más sosas pero cuando se trata de hitos en la vida y mitología de Spider-Man estos momentos, gracias a sus palabras, cobran una intensidad de lo más satisfactoria que las vuelven verdaderos acontecimientos. Y se me hace imposible que su voz no resuene en mi mente en especial luego de haber visto hace poco algunos episodios de Spider-Man and his Amazing Friends (una serie animada de inicio de los 80) en los que él mismo narra y establece en los primeros minutos el contexto de cada episodio. En la actualidad puede que las historias de Stan Lee parezcan “infantiles”; yo diría que fueron escritos para cualquiera con la suficiente inocencia o predisposición para permitirse el placer de asombrarse fácilmente.  Claro, también está el hecho que con el paso de las décadas la inocencia del público se ha ido perdiendo.
Tampoco se las puede calificar de historias superficiales porque poseen cierta complejidad y profundidad que se aprecia más luego de leer The Golden Age. Por un lado está la creación de un universo ficticio. Los primeros números de Batman parecen contener historias más o menos independientes entre sí en el sentido que no le exigen mucho al público estar muy al tanto de las entregas pasadas y un buen ejemplo de ello es que no falta el momento en que el narrador cree necesario mencionar que Robin es en realidad Dick Grayson (o viceversa).  En Masterworks existe una continuidad más concreta en donde casa capítulos influye directa o indirectamente en otros dentro de su misma serie como en la de otros héroes creados por Stan Lee (Iron Man, Los 4 Fantásticos, etc.) quien además como narrador tiene la buena costumbre de, por si la memoria le falla al lector, mediante una burbuja de texto, hacerle recordar qué números anteriores debe consultar. De paso, obvio, este universo es un incentivo para la compra de todos los cómics posibles de Marvel y estar así al tanto de su total desarrollo.
Y por otro lado está el dilema de ser un héroe, dilema que el Batman actual sí padece y que se manifiesta, poniéndolo simple, en la dualidad del alegre playboy Bruce Wayne y la seriedad y amargura de su contraparte enmascarada, pero en Golden Age Bruce Wayne es siempre él mismo con o sin máscara, y es más, pareciera que disfruta ponerse el traje de murciélago para salir de aventuras cada noche. En Masterworks la personalidad de Peter Parker tampoco cambia al ponerse el traje pero el llevar una doble vida sí le plantea un dilema que lo mantiene en constante tensión y que le impide disfrutar su adolescencia y ser feliz al punto que en varias oportunidades se pregunta así mismo si vale la pena siendo el recuerdo de la muerte de su tío Ben lo que le hace descartar finalmente la idea de abandonar la responsabilidad de proteger a su comunidad.
No es mi intención hacer comparaciones sino señalar algunos aspectos que demuestran la evolución de la narrativa en los cómics en los más de 20 años de diferencia que hay entre la primera aparición de Batman (1939) y la de Spider-Man (1962).
Regresando a Peter Parker y su personalidad, una de las cosas que más me sorprendió fue descubrir que no es un nerd pusilánime como en otras adaptaciones se le ha retratado. Es un nerd, sí, pero pusilánime definitivamente no: le sobra carácter y usa justamente su elevado intelecto para responder con comentarios harto mordaces las burlas de cualquier bully, que no sé si sea algo de la época o una cuestión de censura, en el Spider-Man de los 60 la forma por excelencia de bullying es el abuso verbal y no el físico.
Adoraría poseer estas colecciones en formato físico pero sus precios están por las nubes (lo que es lógico porque cada tomo, de tapa dura y a todo color, es de más de 200 páginas) así que he tenido que recurrir al formato digital que tiene al menos la obvia ventaja de la portabilidad. No es el formato ideal pero es una opción que te recomendaría, en especial con las buenas y habituales ofertas de tiendas digitales como Comixology donde cada tomo me costó solo 5 dólares.

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