martes, 20 de marzo de 2018

Acerca de “El Oso, el Tigre, y los demás”



"El Oso, el Tigre y los demás" es un dibujo animado distinto a los otros que veía de niño. No tiene escenas de acción como en "Transformers", ni es tan chistoso como "Looney Tunes". Ni siquiera, visualmente hablando, es tan colorido como esos ejemplos. Entonces ¿por qué me gustaba tanto? Queda claro que no he mencionado las características anteriores como quejándome si bien lo pareciera porque son cosas que van contra la norma, contra el gusto general. Y tampoco es que me gustara por el simple hecho de ser distinto al resto; ese tipo de pretensiones son imposibles en cualquier niño. Me gustaba (ni más ni menos, sólo que de una forma especial) por lo que me proponía en sí y que era lo opuesto a lo de mis otros dibujos favoritos: mientras que estos me ofrecían estimulantes cuotas de emoción, adrenalina y risas, "El Oso... " me ofrecía una más que agradable sensación de serenidad. Creo que esto lo empezaba a sentir apenas percibía los gráficos, los cuales, aunque suene raro, me daban la impresión de no estar viendo un dibujo animado sino, por el estilo de los trazos y la forma de aplicar los colores, las páginas de un libro ilustrado que había adquirido vida. Pero más que esto, y ya que mencioné el coloreado, las tonalidades usadas, las cuales le dan a cada escena una aspecto colorido pero sin llegar a ser chillón ni estridente. Tonalidades que además van muy acorde con el temperamento controlado (y menos hiperactivo que en otro dibujos) de los personajes quienes, incluso los más alocados o problemáticos, lo demuestran en parte al hablar, pronunciando sus (breves) diálogos de una forma tranquila y pausada pero siempre conservando cierta musicalidad necesaria para evitar la monotonía. Y lo mismo se puede decir del narrador cuando cumple su rol de ser la voz interior de los los personajes y, por supuesto, de contextualizar las historias, las cuales transcurren en pequeños pueblos o bosques, siendo, en el primer caso, humanos los personajes, y en el segundo, animales, pero que no se crea que son fábulas: acá no hay irritantes moralejas al final. Tampoco hay robots queriendo conquistar el planeta, ni coyotes sufriendo accidentes una y otra vez: las historias son simples y abarcan temas desde lo cotidiano, como cuando el tigresito se enferma y va al hospital, hasta algo más aventurero o peligroso, como la vez que un trío de ladrones mantuvieron en zozobra a una comunidad de aldeanos. Esta variedad me hace dudar un poco de cúal debería ser la edad recomendada para ver la serie, más aun en esta época en la que se cuida mucho más todo lo que consumen los niños. Su simpleza me hace pensar que es para niños muy pequeños pero por su naturaleza a veces aventurera creo que es para niños un poco más grandes. Aunque constantemente es la ya mencionada serenidad, apta para todas las edades, la que se impone. No sé hasta qué punto sea atractivo para los niños de estos tiempos esa serenidad, esos colores, esos gráficos, esas historias. Yo lo disfruté en su momento cuando tenía 10 años (hace unos 25) y lo sigo haciendo en la actualidad, de vez en cuando, ahora con nostalgia añadida, gracias a YouTube.

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