Un Motorola Moto G fue mi teléfono durante todo el 2015 y fue un dispositivo que me gustaba bastante, pero eventualmente sus 8 GB y 1 GB de memoria interna y RAM respectivamente me quedaron muy cortos.
Curiosamente son estos dos aspectos los que principalmente me han motivado a renovar mi equipo. Al Moto G le sucedió, el 2016, un Asus Zenfone 2 (ZE551ML) de 16 GB de memoria interna y 2 GB de memoria RAM. Y a éste le siguió, este 2017, mi actual Xiaomi Redmi Note 3 Pro (abreviado: RN3 Pro) con 32 GB de interna y 3 GB de RAM.
Otra diferencia importante de mis dos últimos smartphones con respecto al Moto G es el tamaño de la pantalla. Pasé de una de 4.5 pulgadas, que me parecía lo “normal” en su momento, a una “enorme” de 5.5. Fue un riesgo. Tenía el temor de no acostumbrarme pero mi experiencia con este mayor tamaño ha sido genial: para ver YouTube, Netflix, XVideos; para jugar; para leer libros digitales (que son mucho más baratos que los físicos); y en especial para escribir, cosa que hago caminando las 40 cuadras de regreso del trabajo. Las 5.5 pulgadas se volvieron mi actual “normal” y por eso fue un punto a favor del RN3 Pro al momento de decidirme por él: una pantalla casi idéntica a la del Zenfone 2 (5.5 pulgadas, Full HD, tecnología IPS LCD) pero un poco más brillante. Lo mejor es que en estos teléfonos, a diferencia del Moto G, no hay botones que le “roben” espacio a la pantalla.
Como te habrás dado cuenta no soy un usuario exigente. Todos los modelos mencionados son de gama media. Y es que no necesito más.
Tanto mi teléfono de este año como el del anterior, ya dejando de lado al Moto G, ejecutan prácticamente sin lags el juego GTA Vice City con sus gráficos en alta calidad. Obviamente, el poder extra en procesamiento, video y ram del RN3 Pro hacen que la experiencia sea más fluida que en el Zenfone de 2. Ambos cuentan con la tecnología OTG así que con el cable adecuado (que cuesta menos de 10 soles) podrás conectar tu mando USB de PC a estos teléfonos y disfrutar como se debe el juego antes mencionado así como jugar con emuladores. Que puedan con un juego exigente en recursos como GTA Vice City es un buen indicio de lo que estos smartphones pueden rendir.
El poderío extra del RN3 Pro se manifiesta también en la gestión de todas las aplicaciones en general y esto se nota más en su multitarea que es más rápida y eficiente que la del Zenfone 2. En éste último tuve que disciplinarme y estar atento a tener solo 10 aplicaciones “prendidas” a la vez, porque más que eso hacía que la multitarea se pusiera lenta.
La experiencia multimedia es casi la misma en ambas, en especial cuando el audio está saliendo del único parlante trasero con el que los dos teléfonos cuentan, con una calidad, volumen y claridad pareja y suficiente. Es con audífonos que el RN3 Pro sale victorioso pero no por la calidad en sí, que es la misma para mis oídos inexpertos, sino gracias a las múltiples configuraciones con las que cuenta. Para igualar este aspecto con un Zenfone 2 y sus básicas opciones es necesario instalarle un ecualizador aparte desde la Play Store.
Por cierto, si quieres escuchar música mientras tomas un baño hazlo a través de un parlante Bluetooth; no lleves ninguno de estos teléfonos contigo porque no cuentan con protección al agua y de ningún otro tipo parecido.
Pero no en todo es superior el RN3 Pro al Zenfone 2. Por más que lo intenté no pude acostumbrarme al UI del primero, MIUI, por ser demasiado parecido al de un IPhone (ambos no tienen caja de aplicaciones por ejemplo), así que finalmente le instalé Nova Launcher y no pienso regresar a la opción de fábrica. En cambio el UI del Zenfone 2, Zen UI, aunque no me gustó al comienzo, sus múltiples opciones de personalización me terminaron convenciendo de no reemplazarlo por otro.
La cámara del Zenfone 2 también es superior al del RN3 Pro. O al menos es lo que le parece a mi ojo poco entrenado. Aunque no es mucha la diferencia. Ninguna de las dos cámaras es sobresaliente, cumplen con sus funciones y punto, pero es más agradable hacerlo desde la aplicación más completa del Zenfone 2. De todas formas la cámara es tal vez lo que menos uso de un teléfono (No, no tengo Instagram).
Nunca utilicé el chip NFC del Zenfone 2. Nunca tuve la oportunidad de hacerlo y eso no ha cambiado ahora, así que es una ausencia en el RN3 Pro que no extraño para nada. Cosas como WI-FI y Bluetooth son casi estándar en cualquier smartphone estos días y estos modelos no son la excepción, y funcionan sin problemas.
Cuentan también con capacidad doble sim (aunque sólo ando con uno) y soportan todas la bandas 4G de Movistar y Claro. Pero, mientras que en el Zenfone 2, donde puedes quitar la tapa trasera, tienes slots para cada sim y para la tarjeta SD (de hasta 256 GB), en el RN3 Pro todos sus slots están en una pequeña bandeja extraíble sólo con una aguja extractora (porque este modelo no se puede “destapar”) y debido al poco espacio sólo se puede instalar a la vez los dos sim o sólo una sim con la tarjeta SD (de hasta 256 GB también); nunca las tres juntas.
Lo que ya no es estándar, es más: está casi desapareciendo, es la Radio FM; afortunadamente tanto el Zenfone 2 como el RN3 Pro cuentan con sus antenas internas. Dudo que alguna vez compre algún teléfono que no venga con radio.
El Zenfone 2 me costó menos de 800 soles por Mercado Libre a inicios del 2016. Ahora debería estar mucho menos y así por supuesto aún es una buena opción. El RN3 Pro está menos de 900 también en Mercado Libre; excelente precio porque lo que ofrece pero hay más… un lector de huellas que desbloquea el equipo en 2 segundos: veloz para mí, un novato con estos lectores (sé que en otros dispositivos esto es cuestión de microsegundos). Y para los descuidados con sus controles remotos para tv como yo: un sensor infrarojo que te permitirá usar tu teléfono como control remoto. Reconoció la TV Samsung de mi cuarto de inmediato.
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