jueves, 21 de septiembre de 2017

Acerca de “BoJack Horseman”



Empecé a ver la cuarta temporada de “BoJack Horseman” con miedo. Mi gusto por la serie había ido en aumento desde el primer episodio de la primera temporada y al final del último episodio de la tercera ese gusto había alcanzado un nivel tan alto que ya la serie se había convertido en una de mis favoritas. Pero ese nivel también podía significar, y he ahí mi temor, que esta cuarta temporada no superara en calidad a las anteriores y en consecuencia me gustara menos, y que esto a su vez significara el inicio de un declive que pronto volviera a la serie prescindible.
Afortunadamente no fue así, y no sólo eso, para mí esta cuarta temporada ha sido la mejor hasta ahora.
Creo que esto en parte se debe a un cambio en su estructura narrativa. Algo que me había dejado un poco preocupado al final de la tercera fue la similitud de su estructura con la de la segunda, es decir: Bojack, como siempre egoísta y autodestructivo, le arruina la vida a alguien, lo lamenta, se autocompadece y en el último episodio se convence de que las cosas no pueden seguir así.
Para romper exitósamente con este y otro patrones pasados, esta vez la vida de cada uno de los personajes secundarios no gira tanto alrededor de la de BoJack. Él obviamente sigue siendo el protagonista pero ahora los demás personajes tienen sus propios arcos narrativos más o menos independientes, y son lo suficientemente interesantes, entretenidas (o trágicas) que se las puede disfrutar sin extrañar al caballo que le da el nombre a la serie. Una señal de que esto será una tendencia en toda la temporada es la total ausencia de BoJack en el primer episodio. Además, a cada una de las historias de los personajes ya establecidos y queridos, como Todd, Diane, Mr. Peanutbutter, y Princess Carolyne, se le suman nuevos personajes o se reutilizan otros, pero no como simples y momentáneas apariciones graciosas (algo típico de temporadas pasadas) sino como importantes y persistentes aportes a sus narrativas.
Pero si de personajes reutilizados se trata, definitivamente al que mejor uso se le ha dado es a la mamá de BoJack, Beatrice, quien se suma a la historia de él para, como se dice, robarle el show. Previamente no era más que el típico estereotipo de madre problemática (porque siempre es más entretenido que el protagonista tenga una madre problemática que una normal) de quien se sabía poco por algunos flashbacks en los que un BoJack niño o más joven que el actual es su víctima. En esta temporada ella es la protagonista de sus propios flashbacks que recorren las distintas etapas de su vida, los cuales, más su situación presente, la convierten en un personaje rico y complejo y, como si eso no fuera poco, fundamental para definir el pasado y futuro de Hollyhock, la adolescente que se presenta como hija de BoJack (quien aparece, sin decir una sola palabra, en los últimos minutos de la temporada 3). Que el segundo episodio tenga mucho que ver con Beatrice es ya una clara señal, otra vez, de lo importante que será para el resto de esta cuarta temporada.
“BoJack Horseman” es una serie animada en donde en pleno siglo 21 seres humanos y animales de distintas especies que actúan como seres humanos coexisten. Es un mundo evidentemente irreal, absurdo y ridículo; aun así se las ingenia para ser realista por momentos, especialmente para representar la ironía que sus personajes infelices aparentemente lo tienen todo para ser lo contrario. Pero en esta temporada ese realismo llega a ser tan contundente que duele, como cuando se explora el pasado de Beatrice, pasado que la define y a la larga define también la relación con su hijo, BoJack. O por la descorazonadora forma con que Princess Carolyn lidia con un día repleto de terribles noticias.
Y es que este es la temporada más deprimente de todas, lo que suena a reproche pero, obvio, no es así. ¿Un cumplido? Tampoco. Ni lo uno ni lo otro porque no es una mera cuestión subjetiva; es un hecho (objetivo como tal) que demuestra que ahora más que nunca la serie ha logrado hacer palpable emociones así de intensas y profundas. ¿Pero acaso no se supone que esto es una comedia? Bueno, a estas alturas “BoJack Horseman” es más que eso.

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