lunes, 12 de junio de 2017

Acerca de “Retratos Y Encuentros” de Gay Talese



La crónica que inicia la colección “Retratos Y Encuentros” es acerca de la ciudad de Nueva York, y tal vez por eso, por no tratarse de alguien de carne y hueso, como en el resto de crónicas, la considero más como una introducción al libro que su verdadero punto de arranque. Es un buen aperitivo, sí, que como tal, lo deja a uno con ganas de más, pero no es el gancho o el single si se tratara de un disco. Afortunadamente, para mí, no tuve que esperar mucho para encontrar aquello, y pongo énfasis en ese “para mí” porque soy fan del siguiente protagonista, ahora sí de carne y hueso: Frank Sinatra. Esta segunda crónica es la mejor de todas, claro que tal vez no esté siendo muy objetivo. ¿Qué pasaría con el lector que ni le va ni le viene Sinatra? ¿Le interesaría, como a mí, una crónica sobre cómo le afecta un resfriado? Creo que ese lector empezaría leyendo el texto con ciertas reservas pero terminaría enganchado igual por lo bien que está escrito, y esto por supuesto ya es virtud de su autor, de esta y de las más de 10 crónicas de la colección, Gay Talese.
Y la calidad de su pluma se mantiene en todo el resto del libro. Si unas crónicas gustan más y otras menos es mera cuestión de intereses. Por ejemplo, el baseball nunca me ha interesado así que la crónica dedicada a un maduro y retirado Joe DiMaggio me dejó frío, salvo por la breve referencia a su matrimonio, también breve, con Marilyn Monroe décadas atrás. Lo mismo con el box y boxeadores desconocidos para mí. Aunque si se trata de Muhammad Alí (¿quién no conoce a Alí o nunca ha oído de él?) por supuesto que leeré con placer sobre un viaje suyo a Cuba.
Pero no todos los protagonistas son celebridades de la talla de Alí o de Fidel Castro (quienes se reúnen en aquel viaje). Dos de mis crónicas favoritas son acerca de personas cuyos nombres no levantarán ni una ceja de nadie pero que tienen oficios tan poco comunes o les deparan circunstancias tan sui géneris que cualquier curioso querría saber más de sus vidas. Como la del editor de obituarios del New York Times quien, entre otras cosas, ya tiene escritas las notas necrológicas de muchas celebridades aún con vida, listas para publicar, previa rápida actualización de datos, apenas sea necesario. O la del sastre en problemas por culpa de su adolescente aprendiz, porque horas antes de la visita de su más ilustre, peligroso y vanidoso cliente, un jefe de la mafia, el nuevo traje a entregar ha sido dañado por aquel pupilo, nada menos que el futuro padre del autor de estas crónicas.
También las hay autobiográficas las cuales disfrutarán especialmente quienes soñamos con poder vivir de esto, o sea, escribir, y queramos enterarnos de los inicios en este oficio de cualquier escritor merecidamente consagrado como lo es Gay Talese.
Si no has leído nada de él esta antología es un buen punto de partida antes de adentrarse a sus crónicas o reportajes mucho más extensos.
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